Domingo de Ramos, pórtico de gloria
Pórtico que se abre al sentido de una cruz que propicia la exaltación del amor vivo sobre toda muerte y pecado
Domingo de Ramos, para entrar contigo en la contemplación de un misterio que será firme para todos los siglos, el misterio de la entrega y el servicio. No es un celebración para el recuerdo, sino para acoger en el presente esa fuerza imparable que derrota la oscuridad y la muerte del pecado y la injusticia. La entrada en Jerusalén, el camino al calvario desde la aclamación jubilosa de la humanidad, con toda la creación en el grito del hosanna, es la proclamación solemne de un amor radical que, crucificado, rompe todos los límites y se alza como un sí definitivo de salvación en la verdad y en la libertad del Dios compasivo.